Un aspecto que siempre debe de tenerse en cuenta a la hora de asumir la responsabilidad de cuidar a un animal es asegurarnos si garantizamos su bienestar. Esto muchas veces lleva a confusión, atribuyendo aspectos humanos a su cuidado, lo cual es un gran error. Muchas personas tienden a pensar que el bienestar animal consiste en que el animal “esté bien” bajo su propio punto de vista: que no tenga fría, que no tenga hambre, que no sufra miedo, que no padezca dolor…esto es correcto, pero siempre desde el punto de vista del animal en cuestión y no desde el de las personas. Por ejemplo, no es necesario que un perro utilice un chubasquero para salir a la calle en invierno ya que poseen los medios físicos para combatir el frío de manera eficiente y, sin embargo, muchas personas tienden a pensar que esto es algo necesario para el animal y que de esa manera se le está dando bienestar.
El bienestar se basa en 5 pilares fundamentales que deben ser garantizados para el animal en cuestión:
- Nutrición
- Salud física
- Alojamiento
- Conducta
- Salud mental
Normalmente, los 2 primeros se suelen tener muy en cuenta, el tercero más o menos y el cuarto y quinto suelen pasar bastante desapercibidos.
En cuanto a la nutrición e hidratación, en el mundo de los loros existen bastantes marcas de pienso extrusionade de calidad que garantizan unos mínimos en su nutrición, lo cual facilita enormemente la vida de los cuidadores. Centrar la alimentación de nuestras aves en el pienso puede ser algo simplista, pero partimos de una buena base. En función de la especie debemos completar su dieta con semillas, frutos secos, verduras, frutas, flores, cortezas, aceites o mantecas, insectos, minerales…
En cuanto a la salud física, debemos tener siempre en nuestra lista de contactos el teléfono de un veterinario especializado en este tipo de aves, al que poder acudir rápidamente en caso de necesitarlo. Así mismo, la instalación de nuestra ave debe estar limpia, libre de agentes irritantes o tóxicos. Debemos también proporcionar al ave la posibilidad de poder ejercitarse para mantener una buena salud física.
En lo que respecta al alojamiento, la instalación (que normalmente es una jaula) debe tener unas dimensiones adecuadas que permitan al animal desenvolverse con soltura dentro de la misma, teniendo en cuenta si emplearemos muchos elementos para su entretenimiento dentro de la jaula o de lo contrario optaremos por un espacio a parte donde albergar la mayoría de los mismos. Otro aspectos a valorar en la instalación son el tamaño y textura de las perchas, los comederos y bebederos, ubicación, facilidad de limpieza, etc.
En cuanto a la conducta, debemos conocer cuáles son las conductas naturales de cada especie para de este modo poder permitirles desarrollarlas en cautividad y dejar que expresen libertad en su desarrollo. No es la misma conducta alimentaria, por ejemplo, la de un guacamayo comiendo frutos en una palmera en la selva de Brasil que la de una cacatúa galah en zonas semiáridas de Australia buscando pequeñas semillas en el suelo. De este modo, la forma en la que les facilitamos desarrollarla será totalmente diferente según la especie.
Y por último, la salud mental es uno de los pilares más olvidados en casi todos los animales que se albergan en cautividad. Las psitácidas son aves extremadamente inteligentes, equiparándose a los grandes simios o a los delfines. Esto significa que tienen una alta necesidad de poder expresar su estado de ánimo, de relacionarse con otros seres y su entorno (son aves gregarias), de mantener su mente ocupada. Aquí el papel del forrajeo y del entrenamiento cobra una especial importancia.